De paseo por el Yucatán...El Volcán Pacaya

Recuerdo bien un día, en que Dani (alias Trufete), me envió un sms desde Sicilia. Quizás lo recuerde tan bien porque yo estaba en Sabadell, en urgencias con un ataque de asma...pero no, yo creo que me hubiera acordado igualmente.
Pues bien, en el sms Dani, me contaba que iba en un tren, en Sicilia, Italia, que era de noche, y que podía ver los pequeños ríos de lava que el Etna expulsaba...flipé! Que envidia me dió, sana, pero envidia. Pero bueno, que digo, eso de envidia sana es una tontería, era una envidia mala, como todas, con saña, jajajajaja.

Pues a mi también me llegó mi hora y la envidia esa mala que tuve, no lo sería tanto, porque el destino (y la paga extra de verano) me llevaron al Volcán Pacaya, Antigua, Guatemala. Y no sólo la vi de lejos, y cada vez más cerquita, no sólo eso. Nos llevaron a la casi cima del volcán, y digo caso,porque llegar a la cima de un volcán es físicamente imposible, a no ser que decidas que ya está bien de vivir. Pero creo que llegamos casi todo lo cerca que se puede estar de la cima. tanto, que palito en mano, nos dedicamos a tocar la lava, que increíble sensación! Está durita, es como un potaje muy espeso, de esos que dicen que sirven en la mili, que cuesta que salga de la cuchara, como una plasta. Esa consistencia más o menos, diría que tiene. Pero...muchísima más magia! Que divina sensación!
Desde luego fue una pateada infernal, y bastante difícil en el último tramo, la roca se iba conviertiendo en casi piedra pomez, con puntas salientes y cortantes y muy caliente, me imagino los que iban en chanclas y shorts que apuro deberían pasar, afortunadamente, el señor León y yo ibamos apropiadamente vestidos y calzados.

Pero valió la pena, poco más hay que decir, más que es una experiencia ultrasensorial, mágica y divina. De la divinidad que es nuestra madre NATURALEZA!

Continuará...